Sartre claims that 'In fashioning myself, I fashion Man', saying that the individual's action will affect and shape mankind. The being-for-itself uses despair to embrace freedom and take meaningful action in full acceptance of whatever consequences may arise as a result. He also describes abandonment as the loneliness that atheists feel when they realize that there is no God to prescribe a way of life, no guidance for people on how to live; that we're abandoned in the sense of being alone in the universe and the arbiters of our own essence.
Sartre closes his work by emphasizing that existentialism, as it is a philosophy of action and one's defining oneself, is optimistic and liberating. First published in French in , Existentialism and Humanism was published in an English translation by Philip Mairet in In the United States, the work was originally published as Existentialism. Lo que es el ser humano se va construyendo a medida que va existiendo.
La libertad , es clave en el pensamiento sartreano, entendida esta como fundamento de la vida y de la esencia humana, que se va realizando a medida que el ser humano se hace.
Los seres humanos son libres pero su existencia es contingente, " l o esencial es la contingencia ". Hay quienes, creo, han comprendido esto. El ser humano se identifica para Sartre con la nada. El pensamiento toma la forma imaginada cuando quiere ser intuitivo. Desde ahora, se ha introducido la nada dentro del mundo como negatividad. Los decorados cambian, la gente entra y sale, eso es todo.
Abril, mayo, junio. Lo esencial es la contingencia. Los existentes aparecen, se dejan encontrar, pero nunca es posible deducirlos.
Todas las cosas vienen de la nada y vuelven pronto a la nada. Han sido arrojadas a la existencia, condenadas a existir, sin que ellas hayan tenido el menor deseo de ello. Sartre lo sabe muy bien y reconoce su pasado esencialista al reconocer al ser como concepto abstracto.
Sartre proclama, antes que Camus, lo enormemente absurdo de las cosas y del mundo en su totalidad. Yo, hace un rato, tuve la experiencia de lo absoluto: lo absoluto o lo absurdo. Pero no era posible que no existiera. Me ahogaba en el fondo de ese inmenso asco. Existo porque pienso y no puedo dejar de pensar. En este mismo momento, si existo, es porque me horroriza existir. Soy yo, este yo que me saca de la nada a la que aspiro.
El odio, el asco de existir, son otras tantas maneras de hacerme existir, de hundirme en la existencia. Existir es un hecho bruto, absurdo, inexplicable, angustiante y anonadador: tal es la moraleja de la novela.
Todo es acto. Ambas preguntas carecen de respuesta. El ser es lo que es. Ya lo dijimos: la nada. En cuanto presente, no es lo que es pasado y es lo que no es futuro. Cuando Sartre habla de trascendencia se refiere a la simple trascendencia de la conciencia a los objetos: toda conciencia es conciencia de algo.
Pero rechaza la intencionalidad tanto en su vertiente realista como idealista. Sartre sostiene que ambas cosas suceden a una: la conciencia es conciencia de mundo a la vez que es conciencia de esto o aquello. Pero no dan pruebas irrefutables contra el solipsismo, sino que remiten a experiencias de mera posibilidad. Husserl reduce la presencia del otro a simples relaciones de conocimiento dentro de un complejo de significaciones que no rebasan el idealismo.
Su trascendencia ha sido revelada por su mirada. Ante todo no deben considerarse separados el cuerpo de la conciencia. Tales relaciones son siempre un conflicto. El conflicto constituye el sentido original del ser-para-otro. Pero, trato, por la mirada, de reducir al otro a objeto.
Es decir, una conciencia puede adoptar frente a otra dos actitudes: o bien se esfuerza en reducir al otro al estado de objeto para afirmarse como libertad, o bien asume su ser objeto y se convierte libremente en cosa delante de otro para captar su libertad. Desea poseer una libertad como libertad. Lo que caracteriza al amante es que intenta convertirse en objeto fascinante, tratando de seducir a la amada, atrayendo y reteniendo su mirada.
La libertad es el hacerse del libertad absoluta hombre. La libertad originaria es pura espontaneidad y fundamento de los fines que trata de alcanzar. Si soy movilizado para una guerra, esa guerra es mi guerra, es a mi imagen y la merezco.
Ese ideal es el que puede denominarse Dios. Pero la idea de Dios es contradictoria y nos sacrificamos en vano. Es el perpetuo fracaso que explica el hiato que encontramos, a la vez, en el concepto de ser y en lo existente. Esta moral parte del supuesto de que Dios no existe.
Este es justamente el punto de vista del existencialismo. Y si no hay esencia humana, no hay tampoco un orden natural que deba regular su obrar.
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